La culpa sin nombre

No puedo evitar culparte. Por volar lejos de nuevo, por disfrutar de docenas sin mis manos, por poner barreras incluso a mi voz.
No puedo evitar culparte. Por huir del Prólogo del libro de la década, por decidir que es mejor con diez que ser dos, por pensar en qué regalarme en lugar de ser tú el regalo.
No puedo evitar culparte. Por huir al pico más alto, por dejarme a mí en lo más bajo, por seguir sin llenar mi hogar.
Te culpo aunque no te lo diga. Pero aunque no te lo diga, lo sabes.
Te culpo aunque no quiera. Y aunque te culpe, te quiero.
Te culpo aunque no lo merezcas. Y es que igual soy yo la que no te merezco.
Ahora la que se culpa soy yo.

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