Con los pies descalzos

Primer domingo de julio y el verano arranca como apagó el motor la primavera: observando el mundo a través de la ventanilla de un tren con asiento para uno. Hoy regreso con la piel un poco más morena y otro poco más ajena. Te adueñas de ella cada vez que compartimos amanecer y parece que ya te has proclamado accionista mayoritario. Y no sé qué debo hacer con la tuya, porque yo no encuentro mejor almohada que tu lado izquierdo. 
Yema de sol, arena con agujeros y viento que se fue sin despedirse. Pasos que tatúan huellas a pares, aunque el grano sea a veces pincho. ¿Cuántas playas habremos recorrido? Cádiz entera podría narrar la historia de los que se conocieron de traje y vestido. De ésos que ahora caminan descalzos porque así es más sencillo saltar como si fueran niños. 
Cómo se puede ser tan pequeña.

Comentarios

Entradas populares