Cuaderno de vida-cora

Todo pasa. Todo acaba. Estuvimos en lo más alto para vivir aún más fuerte. Y lo hicimos.
Los minutos se balancearon a ritmo de ferry y el Adriático vio tantas veces agitarse nuestras piernas que soñó con convertirnos en sirenas. Y yo me sentí como si también hubiéramos saltado desde aquel puente que une a Tara y Halebija. Ése que yo misma reconstruiré para que haga lo mismo con nosotros.

Hoy, que la realidad obliga, yo ocupo la mente pensando cómo se dibuja la felicidad en un diario.

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