Cuando no existen palabras dignas de relatar una historia, es mejor no estropearla transcribiéndola a trompicones.
Hoy no te maravillaré con mis mariposas, porque hoy la maravillada soy yo.

Comentarios

  1. Toda historia, toda fábula trae consigo sus propias palabras, las suyas; aquellas gestadas cuando se pensó-imaginó-soñó lo que ocurrió. El lenguaje es otra cosa (y puedo estar muy equivocado) y a menudo interrumpe el relato (yo me entiendo). Las palabras del "sistema de la lengua" son impostoras haciendo de lado a las otras.
    Te felicito, porque aún a trampicones maravillas.

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