Las cuatro letras

Cierto día tus labios se abrieron. Es lo que suelen hacer cuando pretenden silbar y se hacen pequeñitos, o cuando quieren bostezar y los tapas vergonzosa con la mano derecha. En esa ocasión, pronunciaron las cuatro letras que no he olvidado. Me llamaste loco; sí, lo hiciste.
Una pena que consideres que loco es sinónimo de soñador, que pensar y afirmar cosas que se antojan imposibles determinen que tiré la cordura a cualquier contendor. Sabes que yo reciclo y que no existe lugar para deshacerse de las cosas buenas de la vida... y soñar es bueno, ¿qué puede tener de malo la imaginación?

Tú ahora lo sabes bien. El realismo constante se ha comido tus entrañas y tu mirada sólo escupe color gris. La tristeza del día a día se ha apoderado de esos ojos que un día brillaron para mí.

Aprende a ser como yo, aunque tú misma pienses que estás loca.

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