Jugo

Mi tez pálida, suave y ligeramente pecosa se torna rosada con el reflejo de la manzana. Es difícil disimular cuando la pomme se muestra limpia, jugosa y reluciente, al alcance de la débil mano de una vulgar mortal como yo. 

La frescura que recorre mis dientes cuando la taladro sutilmente desencadena la tentación más plena y visceral; el placer absoluto y la adicción más inevitable a los que jamás imaginé enfrentarme.

La historia de hoy no tiene final. Aún no he llegado al corazón de la manzana. 

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