Na, vi, dad.

- No la llenes más, apenas me gusta.
La bebo de un trago y vuelta a empezar.
Las burbujas ascienden como el paracetamol de los domingos por la mañana.
El oro líquido se desliza lentamente haciendo desbordarse a mis lagrimales.
Las copas vibran y rechinan al encontrarse.
Los deseos procuran no ahogarse con las penas.
Papá Noel no encontró nuestra chimenea o tal vez sea un número más en la lista del Inem.




Déjame esta noche soñar contigo. 
Déjame imaginarme en tus labios los míos. 
Déjame que me crea que te vuelvo loca. 
Déjame que yo sea quien te quite la ropa.
Zenet

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