Los kilómetros se convierten en barreras infranqueables. Hace años competí en los ciento cincuenta metros lisos; y es que nunca fui de grandes distancias, el aire me resultaba insuficiente cuando me movía más del tiempo estipulado por mis piernas. Sigo siendo la misma. No puedo. No es un buen momento.

Que aparezca un genio. 



Sí, sigo pensando que la vida es una auténtica mierda.

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